miércoles, 22 de abril de 2009

Universidad y autonomía

“...las Universidades excepto en unos pocos países no ejercen influencia unificadora alguna; con frecuencia un pensador independiente tiene más influencia que la totalidad de las instituciones universitarias...”
(Gramsci)

No pudiendo estar ajenos a la situación actual de las casas de altos estudios, debido a la implementación, a más de un año de su sanción, de la Ley de Enseñanza Superior, en el presente trabajo trataremos de ahondar en el aspecto más discutido de la misma como es el caso del sistema de gobierno universitario, tomando como eje la autonomía, la cual entende-mos como el gobierno de sí mismo, en la Universidad, la capacidad de dictar sus propios es-tatutos y regir su vida académica por sus propias resoluciones independientemente de los go-biernos de turno.

Esto nos obliga a remitirnos a la Reforma de 1918, que fue la primera en desnudar la problemática del gobierno universitario. Surgida de un movimiento estudiantil, sentó la base para la autonomía, el control y el cogobierno universitario representado por docentes, estu-diantes y no docentes, en forma proporcional, pero lamentablemente nunca se plasmo su espíritu en una ley que organizara el gobierno y administración de las Universidades Nacionales.

También analizaremos la Ley Nº 13.031 promulgada durante la presidencia de Perón, por tratarse de una Ley representativa de la restricción de la autonomía universitaria. Dicho análisis nos obliga a repasar la doctrina peronista para poder enmarcar la Ley dentro del proyecto de país que se pretendía.

El análisis de la Ley de Enseñanza Superior Nº 24.195, que pretende ser una ley orgánica en materia universitaria, constituye un ejemplo del estilo de las políticas educativas que sustenta el actual gobierno, donde se combinan las posiciones tradicionales de los sectores priva-istas, la reconversión neoconservadora de corto plazo y el clientelismo político. Esta opción dife-renciadora, competitiva y de mercado, impulsada por el gobierno nacional consiste en:
1. Achicar el sistema de educación superior.
2. Concentración de la calidad para unos pocos.
3. Desliga al Estado de la responsabilidad en el financiamiento de la educación pública.
4. Creación de universidades privadas.
5. Mercado: regulador de las políticas educativas.

Por último creemos necesario intentar el esbozo de una propuesta alternativa en base al análisis crítico de la Ley de Enseñanza Superior, sin perder de vista el contexto neoconservador en el que se enmarca.

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